Desiertos y mares

Foto: Rincon Puerto Rico Agosto 2017

¿Caminar en un desierto o nadar un océano?  Los momentos difíciles en nuestras vidas son como caminar en soledad por un árido desierto o naufragar en medio de una tormenta.  El sentimiento de soledad puede llegar a ser abrumador y llevarnos a la completa desesperanza.  Sin embargo, estos momentos son necesarios y permitidos por Dios con el propósito de quebrantarnos para girar nuestro rostro hacia Él.  Es en nuestra debilidad cuando Nuestro Padre se glorifica para proporcionarnos agua de vida eterna en medio del desierto, o levantarnos para caminar sobre las aguas de la tormenta.

Al entregar tu vida a Cristo, los cruces por desiertos continúan y se incrementan.  No nos extrañemos ni nos pongamos tristes si al venir a Cristo las pruebas en nuestras vidas aumentan.  Esto es necesario para que seamos transformados en nuevas criaturas.  Solo así nos podemos despojar de nosotros mismos para dar entrada a un nuevo hombre.  De esta forma, Cristo se glorifica en nuestras vidas y nos lleva a un camino de verdad y salvación.

 Dios en su infinita sabiduría, te va a probar de acuerdo con tus fuerzas y solo hasta donde el considere necesario para moldearte a su imagen y semejanza.  Sin embargo, ahora Él te guía y te acompaña en tu desierto.

Las pruebas son desiertos y el camino a la salvación es como cruzar un tormentoso océano. Solo tu confianza y tu fe en Cristo te harán caminar sobra las aguas hacia la salvación y la vida eterna.  No temas en entregar tu corazón a Cristo y declarar con tu boca que el murió por ti para el perdón de tus pecados, confía en su fidelidad y ten fe.

Bendiciones en tu vida.

Pedro 1 1:06 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,

1Pe 1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo

1Pe 1:9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.