De acuerdo con los últimos datos demográficos
de Puerto Rico, la población de mayor edad va en aumento. Eso se debe a la disminución
de nacimientos y al éxodo de jóvenes acentuado por el paso del Huracán María. Sin
embargo, el dato más alarmante es la muerte de jóvenes por asuntos del tráfico
y consumo de drogas.
En la actualidad, las drogas sintéticas resultan
cientos de veces más adictivas y destructivas, lo cual lleva a una mortandad en
un periodo de tiempo más corto. Antes se podía ver un joven pidiendo dinero en semáforo
por largos periodos de tiempo, ahora en solo cuestión de meses mueren por los destructivos
efectos de las nuevas drogas. Puerto Rico está perdiendo jóvenes almas que son
el futuro del país.
En una de las actividades que APOYEMOS
impulsa en la Plaza de La Juventud de Caguas, donde se brinda apoyo a la
comunidad de adictos, mes a mes se presentan casos lamentables y dolorosos de
hombres y mujeres con problemas de adicción que se acercan suplicando por ayuda
para liberarse de las drogas. Los casos van desde adolescentes de 14 años hasta
adultos recién salidos de la cárcel con largas condenas o mujeres que se dedican
a la prostitución en las calles. Hay jóvenes que pasan meses esperando por la
ayuda hasta que simplemente desaparecen.
Desafortunadamente, los recursos de ese
ministerio no estaban bien desarrollados y no es posible dirigirlos a algún centro
de rehabilitación debido al día y el horario. La mayoría de los centros de rehabilitación,
por lo regular solo trabajan los viernes hasta medio día y los fines de semana no
reciben nuevos casos. Con una gran impotencia, en algunos situaciones solo es
posible llevar al indigente a algún hospital en donde le suministran suero para
dejarlo de nuevo en la calle unas horas más tarde. Días después es posible
encontrarlo en otro semáforo pidiendo dinero para comprar droga.
Hay múltiples ministerios y organizaciones
que tienen el propósito de llevar comida caliente, ropa y artículos de primera
necesidad, sin embargo, no es suficiente; no cuentan con los recursos y la
infraestructura para restaurar y apoyar a los adictos. De esta forma en
realidad solo estamos alargando el sufrimiento y prolongando la adicción. El
adicto requiere apoyo físico y espiritual para fortalecer su voluntad. La iglesia
UNIDA puede ser el contacto en la calle con el adicto para llevarlo a un centro
de rehabilitación y darle seguimiento y apoyo espiritual hasta que se
rehabilite.
Existen millones de dólares y programas, así
como toneladas de buenas intenciones. Sin embargo, es necesaria una coordinación
estructurada de los apoyos. Enfrentamos un terrible e implacable enemigo
llamado adicción a las drogas que está robándose las almas y aniquilando el
futuro de un país.
¿Cómo podemos lograrlo? Por medio de la colaboración
multisectorial y la voluntad de todos los recursos disponibles. Esto incluye desde
la voluntad del adicto, el gobierno, la iglesia, y las instituciones sin fines
de lucro y privadas. Solamente unidos en obra y oración es posible combatir a
este implacable y destructivo enemigo roba almas. Cada iglesia, ministerio, gobierno
y asociación cuentan con recursos que por separado no están logrando nada en
esta guerra. En cambio, si se unen esfuerzos de forma honesta, comprometida, eficiente
y coordinada podremos restaurar jóvenes y arrebatarlos de las malditas garras
de la droga.
¿Como debemos comenzar? Como primer paso con
un corazón humilde, que transforme nuestra mente con un nuevo entendimiento para
hacer a un lado el egoísmo y el protagonismo, la autoexaltación, la soberbia,
orgullo, envidia, contienda, competencia, celos y autocomplacencia por medio de
“buenas acciones”, para así despojarnos de nosotros mismos y unir los recursos
con los que cada uno de los sectores cuenta.
El Señor ha puesto los corazones para
servir y los recursos para rescatar y restaurar a los jóvenes que caen en adicción
y asegurar sus almas por medio de la salvación. Solo necesitamos tener un corazón
como el de Cristo, ser sabios y buenos mayordomos para administrar los recursos
como es debido. No olvidemos que al
final del camino le rendiremos cuentas a al Señor por lo que hicimos con sus
recursos.
Bendiciones
Prov. 11:30 El
fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio
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