Los
acontecimientos desde el inicio del 2020, son una confirmación real, tangible y
racional de aquello que ha de suceder está sucediendo ante nuestros propios
ojos.
Durante los
últimos 130 años hemos visto la evidente confirmación del libro de Mateo y las profecías
del libro de Daniel 12. En Mateo 24 se nos habla acerca de como Cristo responde
a sus discípulos acerca de estos tiempos finales. Sin embargo, señala que son
sucesos necesarios mas no es el fin, solo es el Principio de Dolores. Con esto
nos deja claro como lo que va a suceder en el libro de Revelaciones o
Apocalipsis se va a cumplir, así como se ha cumplido el principio del fin.
De seguro
ahora te preguntas ¿Qué debo hacer? La respuesta es de acuerdo con tu relación con
Cristo. Si eres cristiano, has aceptado a Cristo y tus frutos son evidencia de
ello; debes perseverar y estar en paz. Él te ha dado la certeza de que eres
heredero de sus promesas. A su regreso, serás parte de su reino y en tanto lo
hace estas bajo su protección y tienes la responsabilidad de ser luz para
aquellos que caminan en obscuridad.
Si te has
alejado del Señor, es tiempo de volver. El siempre esta dispuesto a recibirte
con amor y perdón, solo debes arrepentirte, reconciliarte y perseverar.
Si aún no
has entregado tu vida a Cristo, es el momento de hacerlo. ¿Que necesitas? Solamente
VEN a EL. Es una decisión personal que requiere despojarte de ti mismo y
venir al Señor como niño con un corazón humilde, con un sincero y profundo
arrepentimiento de tu parte por tus faltas y rebeliones del pasado. Con esta
honestidad en tu corazón, solo debes tomar conciencia y reconocer que Cristo murió
por ti, fue molido por tus rebeliones y que por su sacrificio has sido salvo. Recíbelo
en tu corazón y declara con tu boca que el es tu salvador y así tu nombre será escrito
en el Libro de la Vida.
Si lo has
hecho ahora o deseas hacerlo cuando tu corazón te lo pida, serás una nueva
criatura en Cristo, todo lo viejo quedara atrás, tus faltas y pecados serán perdonados,
serás heredero de sus promesas y te convertirás en una nueva criatura.
Que el
Señor te bendiga y su paz que sobrepasa todo entendimiento sea contigo.
Mateo 24 Señales antes del fin
(Mr.
13.3-23; Lc. 21.7-24)
3 Y estando
él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte,
diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y
del fin del siglo?
4 Respondiendo
Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5 Porque
vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6 Y oiréis
de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario
que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7 Porque se
levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y
hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8 Y todo
esto será principio de dolores.
9 Entonces
os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes
por causa de mi nombre.
10 Muchos
tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se
aborrecerán.
11 Y muchos
falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
12 y por
haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
13 Mas el que
persevere hasta el fin, éste será salvo.
14 Y será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas
las naciones; y entonces vendrá el fin.
15 Por tanto,
cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el
profeta Daniel (el que lee, entienda),
16 entonces
los que estén en Judea, huyan a los montes.
17 El que
esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
18 y el que
esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19 Mas !!ay
de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
21 porque
habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio
del mundo hasta ahora, ni la habrá.
22 Y si
aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los
escogidos, aquellos días serán acortados.
23 Entonces,
si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo
creáis.
24 Porque se
levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y
prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
25 Ya os lo
he dicho antes.
26 Así que,
si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los
aposentos, no lo creáis.
27 Porque
como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así
será también la venida del Hijo del Hombre.
28 Porque
dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
La
venida del Hijo del Hombre
(Mr.
13.24-37; Lc. 21.25-36; 17.25-36; 12.41-48)
29 E
inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se
oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del
cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
30 Entonces
aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas
las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes
del cielo, con poder y gran gloria.
31 Y enviará
sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro
vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
32 De la
higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las
hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así
también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas.
34 De cierto
os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
35 El cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Pero del
día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
37 Mas como
en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
38 Porque
como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y
dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no
entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será
también la venida del Hijo del Hombre.
40 Entonces
estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
41 Dos
mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será
dejada.
42 Velad,
pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
43 Pero sabed
esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir,
velaría, y no dejaría minar su casa.
44 Por tanto,
también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora
que no pensáis.
45 ¿Quién es,
pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que
les dé el alimento a tiempo?
46 Bienaventurado
aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
47 De cierto
os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.
48 Pero si
aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;
49 y
comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los
borrachos,
50 vendrá el
señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe,
51 y lo
castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y
el crujir de dientes
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